lunes, 24 de abril de 2006

Despertar...otra propuesta

Un escalofrío le sacude el cuerpo. Piensa en una inconsciente llamada a dar media vuelta, y regresar al calor de la cama, buscando un abrazo voluptuoso. Mientras palpa las llaves en su bolsillo, sonríe con ese pensamiento. Cuando abre la puerta el frío le devuelve a la realidad, la cotidiana, la de siempre.
Oye como la puerta se cierra trás él, y mientras camina, escucha sus pisadas chapotear en los charcos.
Se acomoda el abrigo y se anuda la bufanda.
Al pasar junto a una ventana, oye la tos de la vieja Teresa, lleva así desde que él era niño. El marido de Teresa dice que es una forma de echarle de la cama. Algunas casas más abajo, la radio de Luis, el tendero, se oye levemente.
Al llegar a la plaza, no ve a nadie. El bar está vacío. El banco de madera soporta a una paloma que intenta, sin conseguirlo, levantar el vuelo. Tiene un ala rota.
Junto al banco donde está la paloma, está su coche, de color blanco. Hace un intento por cogerla, pero se le escapa y desiste, mira a su alrededor por si lo ha visto alguien, y se mete en el vehiculo.